martes, 13 de octubre de 2015

ENSEÑA A LOS NIÑOS EL VALOR DE LAS COSAS, NO EL PRECIO


Enseña a los niños a ser felices, no a ser ricos. Hazles saber que el valor de una persona no está en lo que tiene o deja de tener fuera, sino dentro. Enséñale a desarrollar buenas estrategias y habilidades que le ayuden a comprender quién es el mundo.
Madre y niño en la playa

Esta educación en valores y en emociones basará sus éxitos como personas y como sociedad. Así, si un niño sabe establecer límites, manejar los extremos y respetarse a sí mismo, sabrá hacer lo propio con lo demás.
Por eso, si queremos cosechar tenemos que sembrar a tiempo e intentar evitar equivocarnos cuando tratamos de otorgar valor o protagonismo a algo sin hacer valer unos principios moralmente adecuados.
Para esto podremos aprovechar su desconocimiento y no dañar su inocencia; por ejemplo, para un niño que aún no comprender el manejo del dinero, tiene más valor una pequeña moneda que un billete. ¿Por qué? Porque las monedas le divierten, puede chocarlas, hacerlas rodar, simular una compra, etc.
O sea, a los niños les hace felices todo aquello que les proporcione cariño, diversión y sustento. Somos nosotros los que les enseñamos que el valor está en el precio y no en las intenciones, las posibilidades o el cariño.
Como es obvio, generalmente lo hacemos sin querer con el simple gesto de dar más importancia o relevancia a aquello que juzgamos por más poderoso, bonito o “divertido”.
En definitiva, el objetivo es que el niño comprenda que las personas son las que tienen el protagonismo de su vida, no sus pertenencias. Del mismo modo, deberán entender que lo importante detrás de todo aquello que tienen es la intención y el esfuerzo.
Así, para lograr todo esto tenemos que conseguir que entiendan qué es el esfuerzo, qué son las buenas intenciones y, sobre todo, qué podemos sentir.

Ser feliz poco tiene que ver con lo material




Es complicado que no cometamos equivocaciones por el camino cuando vivimos en un mundo que se mueve a lo grande cuando se trata de dinero. Sin embargo, partimos de la base de que todos nosotros queremos que ellos sean felices sobre todas las cosas, lo cual es una gran ventaja en la educación emocional y en valores.
Así, como la felicidad real se consigue con cariño, con experiencias compartidas, con amor y con comprensión, lo esencial es que ayudemos a nuestros niños a darlo todo de sí mismos para que comprendan que las recompensas están en su interior.